Casas de la Diversidad Cultural



La convivencia y la preservación de las diferentes manifestaciones culturales enriquece el acervo de la sociedad en su conjunto. El conocimiento y el respeto son la base para que todos podamos coexistir sin abandonar nuestras raíces, más aún en un mundo tan globalizado como el de hoy.

Por: Karina López, publicado en la revista Clase Turista marzo 2008

Todo lo que somos hoy tiene una explicación, un pasado, una tradición, un legado y una historia que hace que seamos de esta forma y no de otra. Esto es así desde el plano individual y se va extendiendo (y retroalimentando) a nivel grupal, en el entorno colectivo, en nuestro municipio, en la esfera estadal, en el panorama nacional, a escala continental y en el mapa mundial, tanto que en muchos casos es bastante impreciso decir dónde empieza uno y dónde termina el otro, qué aportó uno y que legaron los demás. Las civilizaciones terminan teniendo una identidad única y un poquito de las de sus vecinos.

La UNESCO reconoció recientemente la importancia de preservar y difundir la diversidad de las expresiones culturales como patrimonio indiscutible de los pueblos. “Venezuela se planteó que una de las alternativas para hacer realidad los postulados contenidos en dicha convención era desarrollar un proyecto nacional para la construcción y apertura de Casas de la Diversidad Cultural en cada uno de los estados de Venezuela. Hasta ahora hay unas cinco casas, la de La Asunción se cuenta entre las primeras del país, y la idea es que a finales de 2008 tengamos las 24 casas abiertas”, explica Iván Gómez León, Delegado de la Casa de la Diversidad Cultural de Nueva Esparta.

En absoluta consonancia con su rol principal, la Casa de la Diversidad Cultural de Nueva Esparta queda en el Casco Histórico de La Asunción, en una de las calles más tradicionales de la capital insular (la Calle Unión), que se distingue por ser de poca longitud, estrecha -sólo puede transitar un carro- y con aceras altas a cada lado. La arquitectura del recinto es típicamente colonial, con techos altos, ventanas de doble hoja, patio interior y una acústica impecable, por lo que al cruzar el umbral nos transportamos a épocas precedentes y nos dejamos invadir por la magia de nuestros antepasados.

Junto a múltiples iniciativas paralelas como la apertura de cinematecas en cada estado del país, las Casas de la Diversidad Cultural dependen del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, y se canalizan a través del Centro de la Diversidad Cultural que preside el Lic. Benito Yrady, en Caracas. Gómez se apura en aclarar: “Desde su misma concepción, las Casas de la Diversidad Cultural también tienen una implicación -y una proyección- de carácter internacional. Hay muchos países construyendo iniciativas para preservar su patrimonio.”

Y agrega: “En este momento tan sólo estamos echando las bases. Cuando ya esté establecida la red nacional podremos emprender programas de intercambio. Con eso se promovería la integración de Venezuela a través de la educación y la cultura, y dentro de esta perspectiva estaríamos preparados para asumir proyectos de más trascendencia, ya a nivel de América Latina y El Caribe.”

Materializando una necesidad

Llevar a la práctica un concepto, cubriendo sus diferentes implicaciones y anticipándose a cualquier interpretación -para que nada se escape- es un proceso tan riguroso como emocionante que exige dedicación exclusiva y pensar en todos los detalles. La experticia y el conocimiento (en este caso de la historia y la cultura regional) es fundamental.

Gómez es, además de licenciado en historia, un apasionado del tema cultural, por eso destaca: “Para nosotros esta es una experiencia muy novedosa, y de hecho todos los delegados hemos estado definiendo el papel que va a cumplir cada Casa en su estado, pues debe responder a la especificidad cultural de su región. No somos Casas de Cultura, y debemos definir una línea propia para que el visitante así lo identifique, más aún en La Asunción, donde se concentran gran cantidad de instituciones similares.”

Compartir ideas con las instituciones culturales y educativas de cada región es uno de los primeros objetivos que las Casas de la Diversidad Cultural se han planteado. Una vez más el todo es mucho más que la suma de sus partes, y es el aporte del colectivo lo que construirá una institución que responda de la mejor manera a los postulados para los que fue creada y en la que todos se sientan representados.

“Yo pienso -explica Gómez- que el tema por donde deben orientarse las Casas es el área social del patrimonio cultural. La acción de recuperación de los bienes por parte del Instituto de Patrimonio Cultural está limitada a la parte técnica -ellos elaboran los proyectos y los ejecutan-, pero para que tengan continuidad deben tener un fundamento muy fuerte de carácter social: Ese será el apoyo para la conservación, la protección, la defensa y la investigación en torno a este legado.”

“Voy a ilustrarlo con un caso práctico. El Instituto de Patrimonio Cultural declaró a Santa Ana del Norte como ciudad patrimonial sustentable entre un conjunto de localidades en el país. El proyecto es hermosísimo, y obviamente para potenciarlo se necesita la participación activa y consciente de toda la comunidad organizada, pero ya se han hecho algunas reuniones allá y, por lo que he visto, la colectividad no conoce a profundidad ese tema. Si nosotros entráramos con programas de sensibilización, capacitación y organización pudiésemos dar un aporte importante”, concluye.