Linaje aristocrático

Su porte señorial la hace la capital del único estado insular de Venezuela, pero -más allá de sus múltiples monumentos, sus construcciones y sus tesoros-, tan sólo sentarse en un banco de la plaza del casco histórico de La Asunción es ya todo un acontecimiento

Por: Karina López, publicado en la revista Clase Turista junio 2008.

Se respira paz, calma, cultura, historia… Una fresca y omnipresente brisa acaricia el rostro, y bajo esos árboles -con las palomas revoloteando frente a la segunda catedral más antigua de Venezuela-, las horas transcurren a otro ritmo. Y es que La Asunción conserva intacto (como muy pocos parajes en la Isla de Margarita) un encanto muy particular, producto de siglos y siglos de historia. Y para muestra, sus calles empedradas y sus techos rojos.

Fundada en el año 1561 por el Capitán Pedro González Cervantes de Albornoz en el valle de Santa Lucía, la ciudad ha sabido preservar muy bien su estructura colonial: aún hoy tiene varias construcciones con un pasado glorioso que han sido testigos silentes de miles de gestas históricas. Este pasado guerrero es fácil de explicar por la ubicación estratégica de La Asunción, pues permite una fácil vigilancia y control de la costa norte de la Isla de Margarita, tanto del ala oriental como de la occidental.

Toda la historia de la Isla de Margarita está estrechamente ligada a la de La Asunción (y viceversa), y las huellas están por doquier. Recordemos que los conquistadores españoles entraron a nuestro continente por suelos neoespartanos y, a partir de ese momento, Margarita, Coche y Cubagua fueron capituladas en exclusividad para Colón y sus herederos, pues los placeres perlíferos eran asombrosos.

Desde entonces -y durante toda la colonia española-, La Asunción fue el refugio de sus pobladores y sus vecinos, tras los frecuentes ataques a la Isla de Margarita. Por este motivo la ciudad está dotada de importantes construcciones defensivas y civiles (hoy día sitios históricos) con recuerdos de la paz y las heridas dejadas por corsarios, indios y españoles a lo largo de su historia. La estructura fortificada de la Isla de Margarita y su tradición guerrera igualmente la convirtieron, a la postre, en la primera provincia libre del dominio español.

Después de esta descripción pudiese pensarse que La Asunción es una ciudad fantasma que se quedó atrapada en el tiempo pero, por el contrario, hoy en día es una localidad llena de vida donde conviven -sin sobresaltos- presente, pasado y futuro. Y allí precisamente estriba su encanto: en que no presume ser otra cosa. Simplemente es.

Reminiscencias del ayer

Alrededor de la plaza del casco histórico de la ciudad, destacan la Catedral Nuestra Señora de La Asunción (su construcción empezó en 1570, su campanario fue terminado en 1599, su nave en 1617 y su consagración tuvo lugar en 1621, fecha desde la cual no se ha efectuado ningún cambio considerable), el antiguo Convento de San Francisco -también construido en el siglo XVI- y La Casa Capitulas, sede del Ayuntamiento en tiempos de la emancipación, luego cárcel y ahora Museo y Biblioteca Nueva Cádiz.

Desde las alturas nos observa incólume El Castillo Santa Rosa, construido a finales del Siglo XVII, escenario de múltiples batallas y lugar donde fue prisionera Luisa Cáceres de Arismendi por negarse a delatar a su esposo, aún estando embarazada y con tan sólo 16 años de edad. Fue construido en 1681, edificado en el mismo lugar del antiguo Fuerte San Bernardo, sobre una planta irregular y con ángulos especiales para que los cañones pudieran tener un completo dominio del valle. Conectaba por vía subterránea con la casa del gobernador, con el Convento de San Francisco y con la Iglesia.

En la Plaza Bolívar también podemos ver el monumento a las campanas coloniales -con una muestra de varias de ellas- y la estatua de la heroica Luisa Cáceres de Arismendi. Más allá encontramos el puente de piedras de 1608 y, al otro lado, el reloj de sol que data del año 1612. Finalmente nos topamos con la Casa Natal del General Arismendi, la sede de la gobernación y la residencia del gobernador.

Actualmente la ciudad tiene un poco más de 15 mil habitantes y, si bien es una de más antiguas de Venezuela, discretos toques de modernidad engalanan su señorío. Algunos ejemplos de ello son el palacio municipal, el palacio legislativo, el gimnasio cubierto y la avenida Constitución -sede de muchos organismos oficiales y privados, así como colegios profesionales.

Así que no deje de caminar las calles de La Asunción y déjese llevar por el encanto del paisaje colonial: sin duda se impregnará de esa atmósfera de quietud que hace este paraje tan especial y, sin darse cuenta, entrará a un mundo de historia y de recuerdos que le serán muy familiares… Pero eso sí: no deje de probar el famoso pan asuntino con café con leche, que es toda una delicia.

Tesón y pasión

Una sensibilidad muy especial para registrar minuciosamente todo lo que acontece en su entorno -fusión de su metódico origen europeo, su profesión de ingeniero y sus más de cincuenta años viviendo en Margarita- le ha permitido ser, entre otras cosas, el primer cronista gráfico de Venezuela y Patrimonio Cultural Viviente del territorio insular

Por: Karina López, publicado en la revista Clase Turista junio 2008.

Ataviado como cualquier lugareño y con absoluta sencillez, este caballero de porte europeo tiene una conversación deliciosa, cuenta miles de anécdotas con un humor hilarante, canta galerones, dice “pa’acá” y “pa’allá” (entre miles de expresiones autóctonas) y matiza una que otra palabra con una discreta “r” gutural. Ante estímulos aparentemente tan disímiles algo pareciera no encajar, pero basta estrechar la mano de Carlos Stohr para entenderlo todo: La inocente sonrisa de un niño se conjuga con una mirada diáfana y transparente que transmite de inmediato calidez y sinceridad a toda prueba.

Es todo un compromiso tratar de decir algo de él que ya no se haya dicho. Hace más de medio siglo llegó a nuestro país huyendo del caos de la post-guerra de su Praga natal y, posteriormente, vino a Margarita respondiendo a una invitación casual que le hiciera Fucho Tovar. Desde entonces se enraizó en estas tierras y ha dejado verdaderos ríos de tinta a su paso, incluyendo 7 libros de producción propia y 286 ilustraciones para los relatos del ya desaparecido Cheguaco, escritor margariteño costumbrista por excelencia.

Más allá de su profesión de ingeniero, el tesón y la pasión han sido el secreto de su exitosa trayectoria, convirtiéndolo en el primer cronista gráfico de Venezuela y, por supuesto, de Margarita. Dibujos realizados bajo diferentes técnicas dan cuenta de un minucioso registro visual de las costumbres y el acontecer insular de todos los tiempos, bajo la perspectiva de un observador que desde siempre se ha dedicado a pintar lo que ve con todo detalle y sentimiento. ¿El tema principal de su trabajo? Los paisajes, las vivencias, los oficios y el gentilicio margariteño.
Si bien el destino obligó a Carlos Stohr a abandonar su patria siendo tan solo un adolescente (incluso tuvo familiares que murieron en los campos de concentración), su encomiable esfuerzo personal desde que llegó a este terruño insular lo ha recompensado con creces: Hoy por hoy es Hijo Adoptivo de los Distritos Gómez y Antolín del Campo, Premio Regional de Artes Visuales, Patrimonio Cultural de Margarita, tiene su puesto en el Diccionario margariteño-biográfico-geográfico e histórico de Charo Rosa Acosta y, por encima de todo, es un inmenso orgullo para todos los que le conocemos.

Su mundo
Al llegar a su casa en Playa El Agua encontramos un gran muro color terracota pintado por él mismo, en el que se registran gran cantidad de imágenes de su álbum personal. Al entrar su estudio, evidenciamos que además de la geografía insular, eventualmente ha inmortalizado otras latitudes. “Mi padre, Francisco José Stohr, nos enseñó a mi hermano y a mí la destreza para observar y poder retener lo que se ve, con el objetivo de poder usar en el futuro lo que uno ha visto. Parece una tontería, pero no lo es, y ha sido clave en todo lo que he hecho”, afirma orgulloso.

Y agrega: “Mi padre fue un hombre versado de las leyendas e historias de Bohemia. Recuerdo que todos los domingos nos llevaba de paseo a mi hermano y a mí, y cuando regresábamos nos preguntaba qué habíamos visto. Así íbamos reteniendo información de manera sencilla, y sin saberlo construíamos en nuestras mentes lo que modernamente se conoce como banco de datos”.

Muchas urbanizaciones dentro de La Trinidad, en Caracas, son obras de ingeniería de Carlos Stohr, quien en su juventud además fue atleta polifacético, representando el pabellón tricolor en los Juegos Deportivos Panamericanos México 1955. Hoy, a sus 76 años, este pintor costumbrista cuenta con una vasta producción artística que excede los 3 mil dibujos, de igual manera ha presentado 25 exposiciones individuales y ha participado en más de medio centenar de muestras colectivas.

Trabajador incansable, son sus propias palabras las que mejor explican la esencia de su trabajo. “Poseo gavetas y cajas enteras con apuntes, que he venido desempolvado principalmente con ocasión de documentar mis libros. De hecho, las personas desvanecen y se llevan sus recuerdos, pero los apuntes, libros, escritos y registros gráficos, en fin las obras, quedan”.

Su espíritu alegre y positivo se distingue por “enumerar soluciones, en lugar de hacer un recuento de los problemas”. Y como todo margariteño que se respete, Stohr también improvisa décimas, canta galerones, juega dominó y prepara sancochos, por eso lo conocen como “La Macaurel de Chupacachimbo”. Como nota curiosa, puedo dar fe de que también canta “Viva Venezuela mi patria querida” en 12 idiomas y toca jazz con un cuatro.

Tributo a la vida

La Colección de Mariposas Harold Skinner, en la Isla de Margarita, es la recopilación de insectos venezolanos más completa que existe en todo el territorio nacional y la única abierta al público. Bien vale la pena conocerla y aprender un poco más acerca de ese inmenso y sorprendente mundo que nos rodea.

Por: Karina López, publicado en la revista Clase Turista junio de 2008.

Lo invitamos a acercarse a un reino muy particular, fascinante, complejo, hermoso, tan antiguo como el planeta mismo, rodeado de muchos mitos, difamado a través de los siglos y completamente desconocido para la mayoría de los seres humanos sobre la Tierra: El mundo de los insectos. En la urbanización Playa El Angel de la Isla de Margarita lo espera la Colección de Mariposas Harold Skinner, la mayor recopilación de insectos nacionales que existe en nuestro país.

Venezuela es la tercera nación en el mundo con mayor cantidad de especies de insectos (después de nuestros vecinos Brasil y Colombia) y nuestro anfitrión, José Luis Alenaudez, nos explica que paradójicamente somos el territorio menos estudiado. “En Venezuela habemos 42 entomólogos, de los cuales 36 son extranjeros y sólo 6 somos venezolanos: Aquí no le damos importancia al estudio de los insectos, mientras que en otras culturas esta es una disciplina muy destacada. Por nombrar dos países, en Japón hay más de diez millones de científicos de esta especialidad y en Estados Unidos hay una Sociedad de Entomología en cada estado”.

La Colección de Mariposas Harold Skinner comprende un promedio de 25 a 28 mil insectos, y aproximadamente tres cuartas partes de la exhibición está integrada por mariposas, mientras que el otro 25% está compuesto por mantis religiosas, moscas, avispas, arañas, chicharras, escarabajos, escorpiones y escalopendras, entre otros. “El 90% son especies venezolanas y 10% son representantes de la zona neotropical (desde el norte de México hasta el norte de Argentina), con algunas cosas de Africa, India, China y Japón. Hay otras colecciones en el país -incluso algunas son mucho más grandes que ésta- pero el 80% son insectos de otras latitudes”, enfatiza.

Su ya fallecido padre, Harold Skinner, fue el promotor de esta muestra hace 53 años (de hecho varias especies de mariposas llevan su nombre). Aunque comenzó a colectar mariposas sólo por su belleza, es luego de conocer a Francisco Fernández Yépez -padre de la entomología en Venezuela- que se dedica a estudiarlas sistemáticamente. “El Dr. Yépez fue el mejor entomólogo del continente americano, y nuestro único representante en la Sociedad de la Real Corona Inglesa (que es como entrar al Hall de la Fama). Era un venezolano respetado por todos los científicos del mundo, pues las grandes eminencias del planeta manejan 2 ó 3 familias de insectos, mientras el Dr. Fernández Yépez manejaba las 13 familias que existen”, afirma orgullosamente.

Por eso es que a los 4 años de edad ya Alenaudez estaba en el Amazonas recolectando insectos, y cuando se hizo mayor formalizó su inclinación científica: Hoy en día es miembro fundador de la Sociedad Venezolana de Entomología de la Universidad Central de Venezuela, y tiene contacto permanente con todas las eminencias científicas alrededor del mundo. “Personalmente he descubierto 5 sub-especies nuevas (dos está confirmado que vienen con mi nombre, las otras tres esperan a ser enviadas al exterior para que hagan los análisis respectivos). Si estos ejemplares los he encontrado en Salamanca, Playa El Angel, Punta Arenas, Pedrogonzález, en fin en tierras bajas de la isla, ¿qué no habrá en el Parque Nacional La Sierra, que es la parte más alta?”.

Rompiendo paradigmas
“No existe un animal en el mundo que ataque por su propia cuenta o coma carne humana. El único es el ser humano, que además mata por placer (incluso a su misma especie). Ni los felinos actúan así. No es cuestión de adrenalina ni de instinto: los animales son seres vivos que responden al trato que reciben”, asevera Alenaudez.

Es impresionante todo lo que se aprende en una visita a la Colección de Mariposas Harold Skinner, desde ver los mimetismos presentes en las alas de las mariposas (cuya apariencia se confunde -dependiendo de su hábitat- con hojas secas u otras superficies, y hay incluso algunas cuyas alas son transparentes) hasta conocer la única mariposa que imita a los colibríes, buscando confundirse con ellos para no ser presa de otros pájaros: Se alimenta mucho del néctar de las flores de día, tiene una lengua increíblemente larga y desarrolla impresionantes velocidades de vuelo.

En cuanto a las diferencias entre ambos sexos, nuestro anfitrión nos da la clave. “Hay familias de mariposas en las que el macho trae motas de pelo pegadas al cuerpo que las hembras no traen, pero en términos generales las dos características principales son que la hembra es más grande y más fea que el macho, y eso sucede por razones de conquista (en el caso del macho) y de preservación de la especie: La hembra no debe llamar la atención del depredador, pues es la portadora de los huevos”.

La clave en el trato hacia todos los insectos -y en general, hacia todos los animales- es la amabilidad: si no agredimos tampoco seremos atacados (sin embargo no hay que agarrar nunca lo que no se conoce). De todos los invertebrados exhibidos, el único que no cumple esta suerte de “pacto de no agresión” es el ciempiés -cuyo verdadero nombre es escalopendra- porque es ciego y, al menor roce con cualquier cuerpo extraño, expulsa veneno. Los hay hasta de 60 centímetros de largo y, en caso de que llegáramos a encontrarnos uno sobre nuestro cuerpo y no podamos sacudir la prenda sobre la cual se desplaza, lo mejor es esperar inmóvil hasta que el animal termine de pasar.

Algunos datos…
… El imaginario colectivo ha atribuido a las mariposas desde pava hasta ceguera, pero estos bellos animales no producen ni siquiera una erupción en el ser humano.
… Las mariposas no comen carne, ni siquiera vegetales. Se alimentan de líquidos.
… Los insectos deben ser disecados al natural. En ellos no se puede usar el formol, pues al no tener huesos se harían polvo con cualquier vibración, por pequeña que esta sea.
… El estado Nueva Esparta tiene 100 veces más insectos que todo el territorio nacional.
… Los insectos constituyen más de los dos tercios de todos los organismos conocidos.
… La colección de insectos más grande del mundo está en el Museo Británico en Londres.
… La cucaracha es el único animal en el mundo que ha conservado forma, tamaño y color desde hace más de 500 millones de años. Se conocen 22 mil especies de cucarachas, y si las personas se alimentaran de este insecto durarían 200 años.
… Mientras los escorpiones tienen las tenazas delanteras más finas son más peligrosos, puesto que inyectan de una vez todo el veneno a la presa que tocan.

Aplicaciones Médicas
“Los insectos son la mejor demostración de que la naturaleza es perfecta: son el mayor de todos los grupos animales, son la base de la vida en la pirámide alimenticia de los depredadores y, si hay una guerra nuclear, son los únicos que sobreviven. Estamos en presencia de Dios, y yo pienso que en los insectos está la cura a todas las enfermedades del ser humano”, enfatiza Alenaudez.
Nuestro anfitrión nos cuenta que se han hecho unos descubrimientos muy impactantes, por ejemplo los gusanos de las moscas que van a la basura se están cultivado en diferentes hospitales de los Estados Unidos para curar infecciones en brazos y piernas por gangrena, cesáreas en la mujer y toda herida que tenga puntos. Los colocan en la parte afectada y ellos se comen todo el tejido dañado, sin tocar el bueno, esterilizando hasta el hueso. Aparte de eso, es el mejor cicatrizante que hay.
Igualmente nos indica que en otro están extrayendo un veneno de los escorpiones que ha sido un éxito para matar las células del cáncer en el cerebro, y si hay tumores los extirpa, mientras regenera las demás. “Yo creo que dentro de 8 ó 10 años comienzan a sacar cápsulas de los gusanos de los escarabajos, pues estos insectos tienen el concentrado de proteínas más elevado que existe”.

Una caleidoscópica postal

Detrás de todas esas embarcaciones multicolores de diferentes tamaños que hacen tan pintorescas las costas del estado Nueva Esparta, hay un mundo fascinante que mezcla tradición, arraigo, economía e intuición: Es por eso que el turismo y la pesca han hecho una llave indivisible en el único estado insular de Venezuela.

Por: Karina López - publicado en la revista Clase Turista junio, 2008

Cada una de las playas del estado Nueva Esparta -Margarita, Coche y Cubagua- es una obra de arte que se caracteriza por estar llena de vida, movimiento, magia y colorido las 24 horas del día. Además de su desbordante belleza natural, cada costa tiene un encanto único que la diferencia de cualquier otra playa del planeta: Barcos de pesca, de todos los tamaños, se funden naturalmente con el paisaje al punto que no se puede concebir uno sin el otro.

Quisimos saber más acerca de este prodigioso fenómeno, único en el mundo, y empezamos a investigar. La construcción de embarcaciones para la pesca en el estado Nueva Esparta es un proceso fascinante, completamente artesanal, que -a diferencia de la carpintería de ribera en otras latitudes- prescinde de planos o instrumentos formales. Mágicamente la “metodología” se ha transmitido de generación en generación, y el resultado está a la vista: Barcos irrepetibles, de calidad garantizada, confeccionados según las necesidades y gustos específicos del cliente.

Nueva Esparta tiene la flota de fabricación artesanal más grande del mundo de lanchas pargo-mero para pesca de altura (aproximadamente 15 mil barcos) y, junto a peñeros y piragüas para pesca con redes, generan los mayores dividendos de la economía doméstica. La pesca fácilmente triplica la sumatoria de los ingresos del turismo y el comercio juntos, y esto responde a que en Nueva Esparta hay muchos más peces que en cualquier isla del Caribe: de hecho la isla se llamaba en lenguaje indígena Paraguachoa, que literalmente significa “abundante en peces”.

La ubicación geográfica de la isla es privilegiada tanto por el extenso mar abierto que la rodea (y sus cualidades propias) como por las corrientes que traen desde El Orinoco toda la materia orgánica necesaria para alimentar los cardúmenes. Para tener una idea de los costos involucrados en la carpintería de ribera, consideremos que un peñero de 8 metros está costando entre 15 y 16 millones de bolívares (aproximadamente lo mismo que cuestan los dos motores que lo tienen que mover).

En el resto de las costas venezolanas también se hacen un buen número de embarcaciones, pero hay diferencias sustanciales que distinguen a las neoespartanas. “Los barcos de la isla son más fuertes que las de la otra costa (así llaman los nativos a las playas de tierra firme). Los margariteños le dan mucha importancia a la solidez de la embarcación, porque con ella salen a enfrentar cada faena de pesca, y ponen en ella su vida”, destaca Berend Zitman, presidente de la Asociación de Carpinteros de Ribera del Estado Nueva Esparta (Carena).

Con calidad de exportación

Zitman nos explica: “Desde la época de los contrabandistas, precursores del Puerto Libre, el barco margariteño es sumamente apreciado en El Caribe: El secreto es la mezcla entre toda la influencia europea en territorio insular (incluyendo la forma de hacer barcos) y el indígena margariteño, que es navegante innato y no necesita ni brújulas ni estrellas y adivina la ubicación exacta de los cardúmenes sin necesidad de instrumentos.”

Y agrega: “Los grandes pescadores de El Caribe son margariteños, los marinos osados que hacen faenas en Alta Mar, ellos son quienes les venden producto a los grandes emporios de la pesca en Martinica, Curacao, Guadalupe, Grenada, Paramaribo (Suriname) y Cayene (Guyana Francesa). Si no fuera por los margariteños, en los restaurantes de París, de New York o de Amsterdam no se comieran esos Pargos Menier”.

A estas alturas ya habíamos entendido muchas cosas. No obstante nos seguíamos preguntando por qué el neoespartano insiste en hacer sus embarcaciones de madera, existiendo hoy en día otros materiales. Claro, es la tradición, es el material que siempre han tenido -y tienen- a mano, pero hay otras razones: La embarcación de madera es reparable, incluso modificable en el tiempo, por lo cual además tiene mayor vida útil.

“Si el navegante de una embarcación de madera tiene una avería, se topó con un bajo o rompió el barco porque chocó con otro, sabe que en cualquier orilla habrá una tabla, un clavo, un serrucho y cómo repararlo; no es el mismo caso de otros materiales: Hay que buscar al técnico, la reparación depende de miles factores de la presión atmosférica, entre otros, para no hablar de los recursos económicos que se necesitan. En un barco de madera incluso se pueden cambiar todas las piezas, y una misma embarcación -dependiendo del trato que se le de- puede pasar de generación en generación”, concluye Zitman.

¿Qué es CARENA?

CARENA es la Asociación de Carpinteros de Ribera del estado Nueva Esparta, existe desde marzo del 2003 y hoy en día agrupa a más de cien artesanos -incluyendo a los maestros más antiguos en este oficio-. Los lugares donde más embarcaciones de madera para la pesca se construyen en Margarita son Chacachacare, Boca de Río, Juan Griego, La Guardia y El Tirano, donde están los grandes puertos pesqueros. Sin embargo en Nueva Esparta no hay un astillero formalmente concebido, por el contrario hay muchos astilleros ambulantes (según las necesidades específicas de cada pescador).

Su presidente, Berend Zitman, caraqueño de padres holandeses, está radicado desde hace 22 años en la isla de Margarita y es un enamorado de la exhuberancia de estas tierras. Desde niño le fascinó la construcción de barcos, su infancia transcurrió en costas dentro y fuera de Venezuela (Grenada, Holanda y Francia), ya de adulto -y siendo carpintero- empezó a trabajar como asistente de un constructor de embarcaciones en Grenada y luego hizo un curso de carpintería naval en Gran Bretaña.

Casas de la Diversidad Cultural



La convivencia y la preservación de las diferentes manifestaciones culturales enriquece el acervo de la sociedad en su conjunto. El conocimiento y el respeto son la base para que todos podamos coexistir sin abandonar nuestras raíces, más aún en un mundo tan globalizado como el de hoy.

Por: Karina López, publicado en la revista Clase Turista marzo 2008

Todo lo que somos hoy tiene una explicación, un pasado, una tradición, un legado y una historia que hace que seamos de esta forma y no de otra. Esto es así desde el plano individual y se va extendiendo (y retroalimentando) a nivel grupal, en el entorno colectivo, en nuestro municipio, en la esfera estadal, en el panorama nacional, a escala continental y en el mapa mundial, tanto que en muchos casos es bastante impreciso decir dónde empieza uno y dónde termina el otro, qué aportó uno y que legaron los demás. Las civilizaciones terminan teniendo una identidad única y un poquito de las de sus vecinos.

La UNESCO reconoció recientemente la importancia de preservar y difundir la diversidad de las expresiones culturales como patrimonio indiscutible de los pueblos. “Venezuela se planteó que una de las alternativas para hacer realidad los postulados contenidos en dicha convención era desarrollar un proyecto nacional para la construcción y apertura de Casas de la Diversidad Cultural en cada uno de los estados de Venezuela. Hasta ahora hay unas cinco casas, la de La Asunción se cuenta entre las primeras del país, y la idea es que a finales de 2008 tengamos las 24 casas abiertas”, explica Iván Gómez León, Delegado de la Casa de la Diversidad Cultural de Nueva Esparta.

En absoluta consonancia con su rol principal, la Casa de la Diversidad Cultural de Nueva Esparta queda en el Casco Histórico de La Asunción, en una de las calles más tradicionales de la capital insular (la Calle Unión), que se distingue por ser de poca longitud, estrecha -sólo puede transitar un carro- y con aceras altas a cada lado. La arquitectura del recinto es típicamente colonial, con techos altos, ventanas de doble hoja, patio interior y una acústica impecable, por lo que al cruzar el umbral nos transportamos a épocas precedentes y nos dejamos invadir por la magia de nuestros antepasados.

Junto a múltiples iniciativas paralelas como la apertura de cinematecas en cada estado del país, las Casas de la Diversidad Cultural dependen del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, y se canalizan a través del Centro de la Diversidad Cultural que preside el Lic. Benito Yrady, en Caracas. Gómez se apura en aclarar: “Desde su misma concepción, las Casas de la Diversidad Cultural también tienen una implicación -y una proyección- de carácter internacional. Hay muchos países construyendo iniciativas para preservar su patrimonio.”

Y agrega: “En este momento tan sólo estamos echando las bases. Cuando ya esté establecida la red nacional podremos emprender programas de intercambio. Con eso se promovería la integración de Venezuela a través de la educación y la cultura, y dentro de esta perspectiva estaríamos preparados para asumir proyectos de más trascendencia, ya a nivel de América Latina y El Caribe.”

Materializando una necesidad

Llevar a la práctica un concepto, cubriendo sus diferentes implicaciones y anticipándose a cualquier interpretación -para que nada se escape- es un proceso tan riguroso como emocionante que exige dedicación exclusiva y pensar en todos los detalles. La experticia y el conocimiento (en este caso de la historia y la cultura regional) es fundamental.

Gómez es, además de licenciado en historia, un apasionado del tema cultural, por eso destaca: “Para nosotros esta es una experiencia muy novedosa, y de hecho todos los delegados hemos estado definiendo el papel que va a cumplir cada Casa en su estado, pues debe responder a la especificidad cultural de su región. No somos Casas de Cultura, y debemos definir una línea propia para que el visitante así lo identifique, más aún en La Asunción, donde se concentran gran cantidad de instituciones similares.”

Compartir ideas con las instituciones culturales y educativas de cada región es uno de los primeros objetivos que las Casas de la Diversidad Cultural se han planteado. Una vez más el todo es mucho más que la suma de sus partes, y es el aporte del colectivo lo que construirá una institución que responda de la mejor manera a los postulados para los que fue creada y en la que todos se sientan representados.

“Yo pienso -explica Gómez- que el tema por donde deben orientarse las Casas es el área social del patrimonio cultural. La acción de recuperación de los bienes por parte del Instituto de Patrimonio Cultural está limitada a la parte técnica -ellos elaboran los proyectos y los ejecutan-, pero para que tengan continuidad deben tener un fundamento muy fuerte de carácter social: Ese será el apoyo para la conservación, la protección, la defensa y la investigación en torno a este legado.”

“Voy a ilustrarlo con un caso práctico. El Instituto de Patrimonio Cultural declaró a Santa Ana del Norte como ciudad patrimonial sustentable entre un conjunto de localidades en el país. El proyecto es hermosísimo, y obviamente para potenciarlo se necesita la participación activa y consciente de toda la comunidad organizada, pero ya se han hecho algunas reuniones allá y, por lo que he visto, la colectividad no conoce a profundidad ese tema. Si nosotros entráramos con programas de sensibilización, capacitación y organización pudiésemos dar un aporte importante”, concluye.

Entre ñapangas y galeronistas


Orgullosamente originaria de prominente la localidad colombiana de Popayán, Maura Abraham llegó a Margarita y quedó atrapada por el encanto de esta tierra, su gente y sus tradiciones, al punto de dedicarse a rescatar y preservar destacados patrimonios históricos y culturales de la isla.

Por: Karina López. Publicado en la revista Clase Turista, marzo 2008.

¿Cómo describir al personaje? Una mujer polifacética, siempre activa, culta, sencilla, sensible, profundamente espiritual, amante de las tradiciones y apasionada por la estética. Hace ya casi 34 años, dejó su Colombia natal para casarse con un venezolano y, por cosas del destino, residenciarse en la Isla de Margarita, donde junto a su esposo ha formado una hermosa familia con dos hijas. Hoy en día Maura Abraham Marín se siente más margariteña que muchos nativos.

Internacionalista de profesión, Abraham nació en Popayán -capital del departamento del Cauca, Patrimonio Nacional de Colombia, una de las localidades más tradicionales y la segunda urbe colonial más importante del país-. Este territorio universitario, conocida como La Ciudad Blanca de Colombia (nadie puede pintar su casa de otro color) ha sido cuna tanto de catorce presidentes de la nación como de gran cantidad de pensadores y poetas, y desde hace más de 450 años es también sede de las procesiones de Semana Santa más famosas del vecino país, en las que tradicionalmente participan, junto a otros personajes, jóvenes ataviadas como "ñapangas” (o a la usanza antigua del Viernes Santo).

Abraham es descendiente de una de las más acaudaladas familias de la localidad colombiana, y tanto su forma de ser como su profesión y sus vivencias han sido determinantes para su sentir acerca de la Isla de Margarita: “Yo venía de una educación muy formal -cuenta-: Primero en Popayán y en Bogotá, ciudades donde la sociedad es muy clasista, luego en Suiza y después en Nueva York. Hasta mi forma de hablar era muy rígida, y cuando llegué a Margarita fue muy refrescante encontrarme gente tan despreocupada, tan feliz, que no parecía importarle nada ni preocuparse mucho por la vida, además de su informalidad en trato”.

Y agrega: “Al principio fue un impacto terrible, todas las maneras de las personas contrastaban mucho con mi forma de ser y con mi educación, pero después logré entender la filosofía impactantemente afectiva que hay detrás de todo ese comportamiento: Los margariteños consideran que si eres de aquí hay que tratarte con plena confianza, afecto y cariño, y por eso me parecen la gente más bella del mundo. En ningún lugar del planeta -al menos donde yo he estado- tratan a las personas con tanta cordialidad, con tanta naturalidad y con tanta afabilidad. Eso es algo que yo aprendí a amar.”

Un regalo para el alma

Maravillada ante tantas dádivas divinas en el único estado insular de Venezuela, Abraham defiende y promociona desde hace muchos años -con verdadera pasión- dos importantes piezas de su patrimonio histórico y cultural: La hacienda El Tanque y la música tradicional neoespartana. “En El Tanque yo reuní mis dos yo: Toda la tradición que llevo en mi sangre, pues crecí en un entorno donde se conservan las costumbres con un empeño casi frenético; y todo lo que es compartir en finca, las reuniones, la música, el arte, la poesía y los animales, lo que viví desde mi infancia. A esto se le suman las cosas sencillas, la tranquilidad y el disfrute”.

La hacienda El Tanque es el único alambique que actualmente se conserva en el Oriente venezolano (aunque no está en funcionamiento). “Hace 30 años que compramos estas tierras a la sucesión de Braulio Alfonzo. Encontramos la propiedad parcialmente destruida, hubo que reconstruirla, y algunos toques específicos, para conservarlo dentro de lo más tradicional, se los dio la hoy desaparecida Chana. Mantener El Tanque ha sido -y es- un trabajo muy exigente, pero hoy por hoy es un lugar donde la gente puede ir y ver algo de lo que fue Margarita, y siento que reúne nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro”.

Abraham también salvaguarda el galerón (esa expresión musical tan típica de la Isla de Margarita) y es muy frecuente que El Tanque -que ya aparecía en las letras de las canciones que se componían en la época de oro de la destilería- sea el escenario de innumerables interpretaciones. De allí el encuentro y la cercanía con los galeronistas del estado Nueva Esparta, especialmente con José Ramón Villarroel, “El Huracán del Caribe”, quien en vida fuese uno de los máximos exponentes del género, además del célebre autor de canciones como “Maria Antonia” o “Madrugada en El Mar”, entre otras.

Junto a Silvita Villarroel (hija de José Ramón y galeronista de cuna) Abraham tiene la fundación “José Ramón Villarroel, El Huracán del Caribe” que está recopilando, no sólo las canciones del artista, sino las de muchos intérpretes neoespartanos del género ya fallecidos, a fin de formar una biblioteca con textos de consulta. “Primero que todo –explica- porque el galerón es el corazón de Margarita y de muchos estados orientales, y después porque se trata del trabajo de verdaderos artistas que saben expresar casi todos los aspectos de la prodigiosa sabiduría popular en torno a los temas de actualidad y acontecimientos cotidianos.”

“Los galerones -agrega- son dificilísimos de hacer, están estructurados por tandas, se constituyen en base a décimas (series de diez versos octosílabos improvisados, con cuatro pareados de rima consonante entre el primero y último) y terminan con un picón, esa especie de reto que un músico le lanza a otro, con décima de contenido ofensivo para “picar” al contrario, todo ello en contrapunteo. Eso es digno de admiración, por eso para mí los poetas populares del estado Nueva Esparta son absolutamente geniales.”

Y finalmente Abraham concluye: “Esta isla ha sido para mí un aprendizaje de vida. Cuando llegué yo no pude cambiar a nadie en Margarita ni enseñarle nada de lo que yo había aprendido, pero en esta tierra me transformaron completamente a mí: Aprendí a disfrutar más de las cosas sencillas, aprendí que todo sucede, que todo está escrito en las estrellas, que las cosas ocurren cuando tienen que suceder, que uno tiene que tomarse el tiempo para disfrutar más las cosas que mañana no va a poder disfrutar, y hoy por hoy ése es mi mayor tesoro.”