Esencia Guaiquerí

Rescatar la identidad del pueblo margariteño -esa ingeniosa agrupación humana que otrora fue capaz de ir más allá de su condición insular y desarrollar innumerables talentos- es el espíritu patente en cada rincón del Museo Pueblos de Margarita, una excelente iniciativa a cielo abierto que, como un rompecabezas, atesora invaluables piezas de la historia de la llamada Perla del Caribe.

Por: Karina López - publicado en la Revista Clase Turista marzo 2008

Entre el mar y la montaña, en el sector de Tacuantar (antes de entrar a Juan Griego por la autopista Simplicio), nos recibe una imponente estructura de arquitectura colonial. Al tan sólo divisarla, sentimos que pertenece a otra dimensión. Y al cruzar el umbral, constatamos que efectivamente es la puerta de entrada a otro tiempo: Diez mil metros de exhibición minuciosamente organizados hacen que visitantes de todas las edades nos maravillemos con un espacio mágico que evoca antepasados y recrea la historia de la isla. Un contexto mucho más sustancioso de lo que a simple vista se pudiera pensar.

Si algo caracteriza al Museo Pueblos de Margarita es esa forma dinámica, interactiva y amena de “contar” todo el pasado del pueblo margariteño. No se trata de una estructura acartonada, fría y anónima en la que se exhiben piezas con historia, y dista mucho de ser un parque temático: por el contrario hablamos de un recinto cálido y con alma a través del cual se reproduce lo que fue la vida de la isla, exhibiendo además piezas con altísimo valor histórico. No es sólo lo que se muestra lo representativo en esta propuesta, es también lo que se lee entre líneas, lo que se siente, lo que se vive al recorrer sus espacios.

El esmero está presente en cada rincón. Todas las piezas expuestas están ordenadas cronológicamente y según su procedencia, con el respaldo de un documento explicativo de lo que se expone y su relación con el resto del espacio. El recorrido se estructura “por estaciones”, de hecho cada salón suele ocupar una casa diferente y, además de los objetos autóctonos, adornos de todas partes de Venezuela complementan el panorama. En las próximas líneas damos cuenta de algunas paradas, pero les aseguramos que tan sólo es un abrebocas. Todos los elementos transportan al visitante.

Cuando entramos encontramos La Casa de las Perlas, que da cuenta de los métodos originales de extracción de las gemas y la importancia de éstas en la historia insular; a continuación entramos a La Bodega de Watan, el primer chino que estableció una pulpería en Margarita, allí podemos detallar todos los artículos que se vendían entonces…. Cada uno de los pueblos del norte de la isla -como Santa Ana, El Cercado, La Vecindad, El Maco, Altagracia, Pedrogonzález y San Juan, con su artesanía típica y sus costumbres propias- tienen una nutrida representación. El culto a la música y el arte margariteños de todos los tiempos (instrumentos autóctonos incluidos) es un punto de honor. Y así, todos los espacios tienen su encanto: El Museo de la Caña, la Cocina “La Troja”, el Fortín de Tacuantar, La Casa de los Retratos, El Dispensario, La Iglesia Virgen del Valle, La Casa de Bolívar, La Escuelita, la Plaza del Libertador, la Biblioteca, “El bar Dancing de París”, la radio “La Voz de los Pueblos”… ¡y hasta un alambique!

Hurgando tras bastidores

Quisimos conocer al personaje que está detrás de todo esto, sus motivaciones, su vida, la evolución de este concepto. El Dr. Alexis Marín Cheng, creador del Museo Pueblos de Margarita, comienza así esta entrevista: “Desde muy niño sentí una atracción inmensa por la historia y, sobre todo, por los acontecimientos y los personajes que de una u otra forma estuvieron vinculados con el acontecer margariteño propiamente dicho. Eso hizo que yo sintiera una gran inquietud por estudiarlos, que se convirtió en pasión después de que llegué a conocerlos. La historia margariteña me cautivó tanto que consideré que había que preservarla. Definitivamente, para sentirnos orgullosos del sitio donde vivimos -y para no repetir los eventuales errores de nuestro pasado- tenemos que conocer su pasado”.

Y agrega: “Esa distorsión que significó para esta tierra primero la Zona Franca y después el Puerto Libre, por la falta de planificación, puso en peligro todo ese cúmulo de costumbres del margariteño común y corriente. El repentino modernismo invadió abruptamente todos los espacios, eliminando de la noche a la mañana tanto las casas como las formas de expresión, identidad y sentimiento típicos de los pobladores. Adicionalmente en la isla siempre ha ocurrido -aún hoy- un fenómeno interesantísimo: la gran cantidad de habitantes que migran tanto de tierra firme como del resto del mundo. Muchos son los foráneos que han hecho aportes valiosísimos, y eso también está representado en el museo. Queremos mostrar ese rico legado tanto a los jóvenes margariteños como a los pobladores de todas las edades que se han venido a vivir aquí, así como a todos los turistas que nos visitan”.

Por supuesto a Marín le ayudó mucho pertenecer a una familia profundamente enraizada en la historia de la isla (el chino Watan, por ejemplo, era su abuelo), pero una labor como esta dista mucho de ser improvisada. “El Museo no surgió de la noche de la mañana, por el contrario es producto de un largo esfuerzo en la construcción y cristalización de una idea. No se trata de ir apilando cosas, ni de tenerlas por tenerlas. Yo ya había realizado un trabajo muy interesante con los músicos margariteños -de hecho hice la colección ‘Margarita, su música y sus músicos’- pero había que buscar un lugar donde recoger y preservar tanto la música como el arte y el folclore, para que el visitante pudiese encontrarlos en un solo sitio”.

Pero la historia no termina allí. “Empecé a buscar el posible lugar -confiesa Marín- y compré el terreno de Tacuantar (donde había una venta de artesanía). En el año 2001 iniciamos la tarea titánica de crear una infraestructura física para albergar allí lo que yo había venido recogiendo durante muchísimos años, y tras cinco años inauguramos la primera etapa. En diciembre del año pasado aperturamos la segunda etapa, y el museo no se detiene. Nuestro mayor reto es vencer la apatía por el pasado y que la colectividad aprenda a amar su patrimonio y a sentirse orgullosa de lo que tiene, como el cualquier otro país del mundo”, explica Marín.

La entrega, la pasión, la vocación y la dignidad hacia el pueblo margariteño y su gente son pilares fundamentales en esta iniciativa. “El Museo Pueblos de Margarita es una Asociación Cultural sin fines de lucro donde se dejó atrás cualquier interés económico. ¿Planes? Muchos. Entre los más inmediatos están abrir nuevos espacios dentro del museo y realizar talleres y exposiciones tanto de artesanía -elaboración de hamacas y chinchorros, por ejemplo- como de arte y de música”, finaliza Marín.

Dirección: Carretera Juan Griego-La Guardia, sector de Tacuantar, Municipio Marcano, Isla de Margarita. Abierto de Martes a Domingo, de 9 am a 4 pm.