Río de Emociones

Espontánea hasta más no poder, divertida, alborotada, desvergonzada y definitivamente sexy, con una naturaleza además exuberante, la ciudad brasilera de Río de Janeiro se alza como un destino turístico ideal para todos los gustos.

Por: Karina López, publicado en la revista Clase Tirista octubre 2008.

Alejandro Fresser se podría considerar un viajero experimentado, pues en su afán de conocer ha llegado a lugares tan distantes como Australia, China, Egipto, París, México, Cuzco/Machu Picchu, Colombia, Panamá, Uruguay, Argentina y Río de Janeiro, de la que nos hablará hoy. Viaja por el mero placer de recorrer diferentes latitudes y saber más acerca de la vida y las costumbres de los lugareños en los puntos del planeta que pisa.

Durante sus tres estancias como turista en la urbe carioca, Fresser nos comenta que la sensación siempre ha sido la misma: exaltación al máximo. “Es una ciudad demasiado vibrante, con gente súper alegre, la música es genial y la gastronomía fenomenal. Hay una perfecta armonía entre la belleza natural y la hermosura de sus habitantes. Es, sin duda, la latina más alborotada de las ciudades de América, y una de las más bellas gracias a esa extraña mezcla de morros y laderas a orillas del mar”.

Y agrega: “Pero aunque siempre se mantiene el mismo espíritu divertido, su personalidad varía de acuerdo a la época. En vacaciones de verano cuenta la gente, los mejores cuerpos a orillas de las famosas playas, sobre todo de la reina absoluta: Copacabana. Es época de mostrarse. En carnavales el cuerpo cuenta, pero la algarabía se desborda: Todo es música, samba, alboroto, arrebato, sonrisas. En año nuevo la emoción embarga: Todo es sentimiento, añoranza y emoción. Disfrutar el famoso Reveillon (fiesta de fuegos artificiales) a orillas del mar de Copacabana, eleva el alma.”

La ciudad de Río de Janeiro es un destino turístico ideal, ofreciendo diversión para todos los gustos. Sin embargo, está el tema de la seguridad: “Algunas personas le temen demasiado a Río de Janeiro por los cuentos sobre la delincuencia. No hay que obviar la realidad de este país sudamericano, pero tampoco hay que ponerse paranoico. Simplemente deben tomarse las medidas de seguridad usuales que cualquier turista del mundo debe tomar en cualquier ciudad que visite. Eso se llama sentido común”.

Rincones impelables

Nuestro entrevistado también opina que en Venezuela la información turística que se ofrece acerca de Río de Janeiro es buena a nivel de contenido, pero la propuesta turística es demasiado cara. “Se consiguen mejores opciones por Internet, y el ahorro es considerable. Los hoteles en Copacabana son más costosos que en otras zonas, pero hay que alojarse definitivamente en esa zona o bien áreas aledañas. Sin embargo, hay hostales muy buenos (http://www.hostelworld.com/), bien ubicados y a precios razonables. Todo depende del tipo de turista”.

Al preguntarle sobre los lugares que no se pueden dejar de visitar dentro de la ciudad, Fresser responde sin titubear: “Corcovado. Subir a la montaña más emblemática de todo Río es supremo. En su mirador, bajo los ojos del portentoso Cristo Redentor, el turista tiene una de las vistas más grandilocuentes del mundo. Hay múltiples formas de llegar a la cúspide, pero indudablemente la más placentera es a través del tren que parte de la estación Cosme Velho. Otro icono: Pan de Azúcar. En su cumbre, luego de llegar en teleférico, también hay un mirador que seduce. Río se muestra al visitante en todo su esplendor. Las playas son geniales. Copacabana infaltable, pero igualmente Leblón y Barra. El sambódromo en carnavales es obligatorio. Finalmente recomiendo un sitio que pocos turistas conocen: Santa Teresa. Es la Montmartre carioca, llena de bares, restaurantes, tiendas de artesanos y pintores. Se llega en un viejo tranvía que le imprime añoranza a esta parte de la ciudad”.

Pero la playa, la arena, el sol, el calor y las rumbas siempre abren el apetito, ¿y qué pasa en ese momento? “La gente come bastante, y la comida es excelente. Sobran los restaurantes, locales fast food, pubs y bares donde la constante es la comida, tanto local como foránea, amén de los tragos. Uno de los platos más populares y típicos de Brasil es La Feijoada, y precisamente tiene su origen en Río de Janeiro. Se hace a base de un guiso de frijoles negros (también puede llevar arroz), cocidos con una gran variedad de carnes saladas, ahumadas y frescas (costillar de cerdo, magro de cerdo semisalado, espaldilla ahumada, carne de vaca seca, salchichas de varios tipos). Generalmente se sirven los frijoles y las carnes por separado”.

Así que la mesa está servida: Playa, sol, mucha energía positiva, bellezas naturales, amabilidad, buena comida y mejor vida nocturna. Anímese, prepare sus maletas y váyase a disfrutar de un río de emociones en una de las ciudades más vibrantes del orbe: será una experiencia inolvidable.

Recuadro:

¿Cómo llegar?
Ideal por avión. El vuelo no es directo. Se llega primero a la ciudad más grande e industrializada de Brasil, Sao Paolo. Aproximadamente 5 horas de vuelo. Luego se agarra conexión a Río (una hora más)

¿Hace falta carro para conocer la ciudad?
No. El metro es ideal para desplazarse. Los pies son fenomenales para recorrer la ciudad, sobre todo los grandes malecones que bordean la costa de Copacabana y playas aledañas. Y además, los taxis son económicos.

¿Qué ropa debo llevar?
Playera. Realmente sólo hace falta un bermuda y unas sandalias. Allá todo el mundo anda sin camisa. En avenidas, autobuses, supermercados reina el ambiente playero. Los cariocas son absolutamente antiparabólicos.

¿Algún requisito especial?
Super importante: vacuna contra la fiebre amarilla. Imprescindible. Sin ella no viajas. Y debe ponerse como mínimo 10 días antes de la fecha de salida de Venezuela. Es una exigencia que no todo el mundo conoce.

¿El souvenir típico?
Una réplica del Cristo de Corcovado. No hay para dónde agarrar.

¿La vida nocturna?
Como el día: Alborotada. Múltiples opciones para todos los gustos.